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Inocencio “Chencho” Arias es un ex diplomático nacido en Albox que ha ocupado puestos clave de la política nacional e internacional

Ha sido portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores con tres gobiernos diferentes de la democracia (UCD, PSOE y PP) y ha presenciado en primera fila hitos de la política española e internacional entre 1980 y 2010. Entre sus cargos más duraderos ha estado el de representante español en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que ostentó 7 años.

¿Qué vínculo tiene con Albox, el pueblo donde nació?

Ese es el vínculo, que nací en él, pero no he vivido en Albox, porque mi padre, cuando yo era pequeño, pidió el traslado a otro destino de trabajo, porque se quedó vacante una notaría. Cuando nos marchamos, mi hermano tenía seis años y, posteriormente, se acordaba de cómo jugaba en Albox, pero yo no me acuerdo de nada.

¿Qué le hizo decantarse por la carrera diplomática?

El convencimiento de que lo iba a pasar mejor si lograba ser diplomático que si lograba ser notario. A mí me gustaba la materia de Derecho Civil, que es un integrante básico de lo que estudian los notarios, pero me gustaba menos hacer escrituras, testamentos o poderes. Además, si lograba ser diplomático, podía conocer mundo, otros países, defendiendo a España.

Con su trayectoria y los puestos que ha ocupado, ¿qué puede confesarnos que haya marcado su experiencia?
La cantidad de gente que he conocido, una interesante, otra idiota, una egoísta, otra altruista. No obstante, yo nunca he sido torero de primera categoría, yo no era el presidente del Gobierno, yo era embajador o secretario de estado o director general, pero sí he estado muy cerca con frecuencia del equipo de los presidentes, los he visto cómo negocian, cómo discuten, cómo reaccionan. Entonces, eso me ha enriquecido, pero yo no soy primer espada, yo no soy “El Juli”, ni Ronaldo, ni Messi, yo soy el tipo que ayudaba a “El Juli” o a “Manolete” a triunfar, pero yo no era ellos, yo era un actor secundario.

¿Cuál es su visión del escenario político nacional?

El paro es serio, pero es solucionable a medio plazo. Además, yo creo que las cifras están engordadas, pero es dramático para quienes lo viven. La corrupción es muy mala y hay más ahora que en la época del franquismo probablemente, pero el tema catalán es que tenemos ahí unos dirigentes que inventan un montón de cosas, que se inventan quejas y agravios que son en un 90% falsos. Más agravios tiene Almería, ¿cuándo va a llegar aquí el AVE? La única comunidad española que tiene unidas las cuatro capitales no es Castilla, es Cataluña. Entonces ¿qué tengo que hacer yo para venir a Almería, que es mi tierra? Tomar el avión, que cuesta una fortuna, porque el tren tarda bastante más tiempo de lo normal en el año 2020. Hay una zona de España que no está humillada, ni sometida ni asfixiada, sino en algunos casos favorecida.

En esa zona hay un porcentaje de la población al que le han comido el coco. Son ciudadanos y ciudadanas a los que les han hecho creer que todo eso es verdad, que se les humilla y que son mejores que el resto de los españoles y hay una minoría que cree en la independencia. Ese es el gran problema que tiene España y que yo creo, y me gustaría equivocarme, que el señor Pedro Sánchez no lo va a solucionar, porque cree que los va a contentar, dándoles un día una cosa, otro día cambiando el Código Penal para favorecerlos, otro día con una ayuda económica, pero ellos, como dijo Alfonso Guerra, ellos son voraces, cuanto más se les da más quieren.

¿Existe la superioridad moral de la izquierda?

Yo no creo que haya superioridad moral de ninguna ideología, solo que la izquierda se la ha arrogado y ha logrado convencer a bastante gente. Entonces, si uno se mira la historia reciente se da cuenta de que todo eso es mentira, porque si vamos al aspecto estrictamente económico, con los ERES, por ejemplo, se desviaron 720 millones, y no acuso a nadie en particular, pero sí al entramado de la Junta de Andalucía, que era de la izquierda. Y ya si miramos la historia política del mundo, los regímenes de izquierdas han hecho tantas barbaridades o más que los de derechas.

¿Cuál es el secreto para llevar una vida tan intensa con esa fina ironía, con esa energía?

Tener curiosidad, querer aprender y, cuando te jubilas, no tumbarte a ver series de televisión, que me gustan mucho, pero, aparte de eso, hago otras cosas.