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El ex presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha contestado a las preguntas de la revista Punto de Apoyo sobre cuestiones sociales

Durante sus 8 años en la Presidencia del Gobierno, España vivió un impulso legislativo de un intenso carácter social, con pocos precedentes en la historia de nuestro país. Leyes de violencia machista, dependencia, igualdad, matrimonio homosexual y memoria histórica son solo algunas de las que se promulgaron en ese periodo, pero la lista es larga e incluye también otras como la Ley Antitabaco, muy polémica en su día, porque parte de la sociedad se resistía a dejar atrás lo que consideraba su derecho de fumar en el interior de los espacios públicos. Hoy, muchos de esos avances están normalizados y asumidos como propios por la sociedad en su conjunto, aunque en su día sufrieran una fuerte oposición de algunos sectores políticos y sociales.

Usted fue quien promovió la Ley de Dependencia, ¿cree que ha tenido el efecto que esperaba?

Hay un cambio de la realidad de las personas que no se valen por sí mismas, porque la Ley ha supuesto en estos momentos el balance de que hay un millón de personas que tienen algún tipo de prestación económica o ayuda directa familiar y hemos dado el primer paso de la construcción del cuarto pilar del Estado del Bienestar.

Es verdad que los años del Partido Popular en el Gobierno han sido, en muchas comunidades autónomas, de congelación del desarrollo, pero ahora hay una expectativa cierta de volver a avanzar en una cuestión tan fundamental para la cohesión social, como es el derecho a la autonomía personal de las personas que son dependientes.

Por tanto, es una ley, sin duda alguna, que marca un antes y un después, como fue la ley de nuestro sistema de salud o la ley de la educación universal y gratuita hasta los 16 años o como la ley básica de pensiones, que son las cuatro grandes columnas de un país que se precia a sí mismo. Un país solo puede preciarse si tiene todo un sistema de cohesión social de solidaridad que promueva ese viejo ideal socialdemócrata de la protección desde la cuna a la tumba. Además, España está completando un arsenal de leyes antidiscriminatorias vanguardia del mundo, de leyes de protección de igualdad y de libertad. Eso empezó en buena medida con la democracia, tuvo una intensidad notable en el periodo que tuve la fortuna de ser presidente del Gobierno y ahora tiene una continuación brillante, porque todos los proyectos de ley en materia de desarrollos de derechos y de leyes antidiscriminatorias están teniendo avances y yo deseo que se produzcan.

Pero, ¿no cree que hay unas normas que tienen una gran repercusión social, pero después no se les fiscaliza su cumplimiento, no se les dota de presupuesto? La Ley de Dependencia, por ejemplo.

La Dependencia tiene un presupuesto de varios miles de millones que atiende más de un millón de personas. Claro que desearíamos más, sin duda, pero fíjese que hay que gestionar bien el dinero público. Acabo de decir que hay tres récords de la democracia española en el mundo, ya que nos cuesta mucho expresar nuestro orgullo. Es verdad que a nosotros no nos gusta el orgullo de las gestas, sino de los derechos. Uno: el mejor, lo acaba de decir el Foro Económico Mundial, la mejor Sanidad del mundo. Dos: las leyes de igualdad de derechos y, tres: las mejores infraestructuras. Casi todas estas cosas las han impulsado más un partido que otro, aunque todos lo sabemos, pero es el éxito de la democracia. Claro, por supuesto que hay que dotar de financiación al Sistema de Dependencia. Y, ahora, todo apunta a que, con el gobierno progresista que hay, vamos a vivir una nueva etapa de mejoras sociales, de conquista de nuevos derechos y de desarrollo que tiene más que ver con las universidades que con los ladrillos.

En este sentido, ¿ve mejor el futuro de las pensiones en nuestro país? ¿cree que su sostenibilidad está garantizada a largo plazo?

Las pensiones, progresivamente, si cogemos el periodo democrático, han ido mejorando, expandiendo sus derechos, mejorando sus bases de cotización. La pensión media en España es muy positiva. Entonces claro, hay que, primero, garantizar la sostenibilidad y luego mejorarlas.

Si el país produce, funciona, claro que podremos ir progresivamente moderando, mejorando las pensiones, aunque sabemos que hay un problema demográfico fundamental. Por cierto, y decir en Almería esto no sé si es conveniente o no políticamente: muchos de los temas que hoy podemos lograr socialmente han sido posibles porque personas de otros países han venido aquí a trabajar y a cotizar.

O sea, nos gustará más o menos, habrá gente que tenga más sensibilidad o menos, que les gusten las personas de otro color, otra religión, otra cultura, pero esta es una realidad. Por supuesto que para mí lo que me distingue como ser civilizado, como ser humano, es el respeto, la consideración de igualdad radical a todas las personas más allá de su color de piel, su origen, su raza y, por supuesto, su orientación y condición sexual. Y a partir de ahí, si tenemos que ser conscientes de que Europa es una Europa de edad muy adulta, por no decir mayor, entonces Europa y España necesitan jóvenes, niños y jóvenes.