Seleccionar página

El neurólogo almeriense Pedro Serrano está convencido de que “la Humanidad conseguirá doblegar a la enfermedad por Covid-19”.

El neurólogo almeriense Pedro Serrano Castro es Jefe de Servicio de Neurología del Hospital Regional Universitario de Málaga. Previamente, ocupó el cargo de director de la Unidad de Gestión Clínica de Neurología Clínica y Diagnóstica del Complejo Hospitalario Torrecárdenas de Almería. Es un experto en epilepsia, área en la que ha realizado numerosas investigaciones y estudios. También es Doctor por la Universidad de Almería y experto en epidemiología por la Escuela Nacional de Sanidad, además de autor de múltiples trabajos y publicaciones en reuniones científicas en España y el extranjero.

En los últimos años, la epilepsia se ha beneficiado de numerosos adelantos médicos, tanto desde el punto de vista diagnóstico, con la aparición de la resonancia magnética, el SPECT cerebral o el PET cerebral, como desde el punto de vista del tratamiento, con la aparición de nuevos fármacos antiepilépticos. ¿En qué punto se encuentra, a día de hoy, el tratamiento de esta enfermedad?

La historia de la Medicina en general en los últimos 50 años ha sido el resultado de la mejoría de los medios diagnósticos, gracias al avance tecnológico, por un lado, y el desarrollo de nuevas disciplinas íntimamente relacionadas con el esclarecimiento de mecanismos íntimos de la patogenia, tales como la genética y la inmunología. La Neurología y, más concretamente, la Epileptología no ha sido ajena a dicho desarrollo. En el caso concreto de la epilepsia, hemos asistido al desarrollo del concepto de enfermedad de “redes neuronales”, contrapuesto al concepto clásico de “foco epiléptico”.

En efecto, hoy día se concibe la epilepsia como un desajuste funcional de una red de neuronas conectadas de manera anómala en el cerebro del paciente con epilepsia. La “visualización” de estas redes ha sido posible recientemente, gracias al desarrollo de técnicas de imagen funcional como la Tomografía por emisión de Fotón único (SPECT) adquiridos durante la fase aguda de la crisis epiléptica (SPECT ictal) o entre dos crisis epilépticas (SPECT interictal), Tomografía por emisión de Positrones (PET), la Resonancia Magnética Funcional (RMf) del lenguaje, motora de la memoria y técnicas específicas como la Tractografía por RM. Junto a ello, se han desarrollado importantes avances también en técnicas de imagen estructural como las Resonancias magnéticas de alta resolución (3 Teslas) con protocolo específico de epilepsia y en estudios Neurofisiológicos específicamente dirigidos desde la Monitorización Video-EEG prolongada hasta la esteroelectroencefalografía.

Pero quizás más que lo que puede aportar hoy individualmente cada una de estas técnicas, de lo que se obtiene gran beneficio es de la combinación de las mismas. Así, el co-registro de imágenes de RM con estudios neurofisiológicos y de medicina nuclear ha proyectado exponencialmente nuestra capacidad para identificar la red anómala y plantear posibles tratamientos no farmacológicos del tipo de la Cirugía de la Epilepsia.

Así, el funcionamiento actual de una Unidad de Epilepsia implica la colaboración de un grupo multidisciplinario, que incluye Neurólogos, Neurofisiólogos, Neuro-Radiólogos, Médicos de Medicina Nuclear, Psiquiatras y Neuro-psicólogos. Cada uno de estos colectivos aporta su visión de cada caso particular. La decisión del tratamiento viene de la mano de la confluencia de cada una de estas aportaciones, siendo uno de los ejemplos paradigmáticos de lo que hoy se ha dado en llamar “Medicina personalizada”. En otras palabras, se diseña un tratamiento específico para cada enfermo en función de sus características.

¿Qué respuesta puede dar la neurología a la lucha contra el COVID-19? ¿El Covid-19 afecta al sistema nervioso de los pacientes?

Inicialmente la pandemia Covid-19 se interpretó como una infección respiratoria. Era lógico, pues su forma de presentación era (y sigue siendo) una neumonía bilateral con afectación respiratoria severa. Sin embargo, si nos atenemos a sus mecanismos básicos moleculares, vemos que aquellos casos en los que se desarrolla una enfermedad severa siempre acontece un mecanismo de hiperrespuesta inflamatoria que acontece en la tercera parte de la fase aguda de la enfermedad y que es la que ocasiona alta mortalidad. En este periodo se produce una síntesis masiva y descontrolada de factores moleculares proinflamatorios, denominados citoquinas y quimioquinas. A esto es a lo que se ha llamado tormenta de citoquinas. Pero esta síntesis de citoquinas tiene carácter sistémico, es decir, puede afectar no solo al pulmón, sino prácticamente a cualquier otro órgano, incluido el Sistema Nervioso Central. Este razonamiento tan lógico es el que nos hizo pensar que, en aquellos pacientes que hubieran superado la enfermedad respiratoria, sería necesario a medio o largo plazo, vigilar las consecuencias que sobre el sistema nervioso pudiera tener la enfermedad (1).

Además, es posible que este virus, al igual que otros coronavirus previos, pudiera tener capacidad neuroinvasiva, es decir, pudiera ser capaz de llegar hasta el cerebro. También existen evidencias directas de que esto se produce en algunas ocasiones (2). Esta situación podría, de alguna manera, reproducir la tormenta de citoquinas en el cerebro, generando una situación de Neuroinflamación sostenida.

¿Qué ocurre a medio y largo plazo en el sistema neurológico después de haber sufrido COVID-19? ¿Afecta más el COVID-19 a las personas con enfermedades neurodegenerativas?

Precisamente la Neuroinflamación a la que nos hemos referido en la pregunta anterior constituye una clave patogénica en un conjunto de enfermedades Neurodegenerativas entre las que podemos señalar la Enfermedad de Alzheimer, la Enfermedad de Parkinson, la Esclerosis Múltiple en su fase neurodegenerativa y la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). En todas ellas, al menos en sus fases iniciales hay un fuerte componente neuroinflamatorio. Si la tormenta de citoquinas desarrollada durante la infección aguda por SARS-Cov2 se prolonga en el tiempo, podría aumentar esta Neuroinflamación y generar una progresión también en la evolución de estas enfermedades neurodegenerativas.

Esto nos llevó a concebir el proyecto Neurocovid19. Este proyecto prospectivo intenta testar esta hipótesis y ha suscitado el interés del Instituto de Salud Carlos III, que decidió financiarlo. Me llena de orgullo decir que se trata del primer proyecto coordinado colaborativo de casi todos los servicios de Neurología de Andalucía financiado a nivel nacional.

Las enfermedades neurodegenerativas, ¿conseguiremos batirlas en algún momento? ¿En qué punto está la investigación?

Desde mi punto de vista, la verdadera pandemia del Siglo XXI, a pesar de su espectacularidad y coste en vidas humanas, no es la enfermedad Covid19. Estoy convencido de que la humanidad conseguirá doblegarla. La verdadera pandemia a la que se enfrenta la humanidad y que aún no tiene respuesta adecuada desde el punto de vista sanitario, son las enfermedades neurodegenarativas.

El volumen de investigación actual sobre este tipo de enfermedades es ingente y con lógica, pues supone, a día de hoy, el principal problema de salud, al menos en países desarrollados. Ha habido muchos avances desde el punto de vista genético y también inmunológico. Como dijimos previamente, los fenómenos neuroinflamatorios están en la base común de todos estos procesos. En este sentido, si tuviera que mostrar un aspecto positivo de la pandemia Covid-19 sería, precisamente, que nos ha brindado la posibilidad de desarrollar un inmenso estudio experimental sobre los mecanismos básicos de las enfermedades neurodegenerativas. Debemos ser capaces de aprovechar esta situación para dar un avance definitivo en nuestro conocimiento de estas enfermedades.

¿Cree que se conseguirá la vacuna en poco tiempo o sería preferible centrar los esfuerzos en tratamientos médicos para paliar los efectos de la enfermedad por coronavirus COVID-19?

Tendremos vacuna, aunque quizás no de forma tan inminente como nuestros políticos intentan hacernos creer. La maquinaria de la investigación puesta en marcha a nivel mundial en busca de la solución de este problema no tiene precedentes. Un punto de reflexión necesario en este momento es lo importante que es para cualquier sociedad la inversión en I+D. Si las vacunas que empezaron a desarrollarse durante la epidemia SARS-Cov del año 2003 no se hubieran abandonado una vez superada la infección, probablemente tendríamos buena parte del trabajo hecho. Desde mi punto de vista, el desarrollo de las vacunas actualmente en marcha es muy sólido y tendrá resultados, probablemente, a lo largo del próximo año 2021. Hasta ese momento, deberemos aprender a convivir con el virus, aunque ello signifique modificar nuestro estilo de vida.

¿Qué es Neuro-RECA?

Neuro-RECA son las iniciales de la Red Andaluza de Investigación Clínica y Traslacional en Neurología. Se trata de un apasionante proyecto de investigación colaborativa en Red que tengo la fortuna de coordinar y que incluye los 15 servicios de Neurología de toda Andalucía, así como grupos de investigación básica distribuidos por toda la región.

Fue financiado por la Consejería de Salud y Familias, de acuerdo con su política de fomentar la investigación clínica en red a finales del año pasado. Su primer proyecto coordinado ha sido el proyecto Neuro-Covid, que he contado someramente aquí. Creo que es una oportunidad inmejorable para vertebrar de una vez la investigación en Neurología en nuestra tierra.

BIBLIOGRAFÍA

1. Serrano-Castro PJ, Estivill-Torrús G, Cabezudo-García P, Reyes-Bueno JA, Ciano Petersen N, Aguilar-Castillo MJ, et al. Impact of SARS-CoV-2 infection on neurodegenerative and neuropsychiatric diseases: A delayed pandemic? Neurol (English Ed. Elsevier BV; 2020 May;35(4):245–51.

2. Li Y-C, Bai W-Z, Hashikawa T. The neuroinvasive potential of SARS-CoV2 may be at least partially responsible for the respiratory failure of COVID-19 patients. J Med Virol. 2020;